En El Periódico
Llúcia Ramis: «Barcelona es muy 'egosurfing'»
Salida a la venta el 4 de Febrero
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La periodista Llucia Ramis ha construido la novela ganadora del Josep Pla, Egosurfing, a partir de una práctica en internet (llamada también Vanity searching oEgosearching): buscar información sobre uno mismo. Pero los comportamientos narcisistas en la red son muchos más, y en su segunda novela los transforma en una trama que relaciona a una redactora de un reality, una escritora de autoayuda y un acusado de violencia doméstica a quien le cae encima una bolsa de basura.
–Convertir la experiencia de internet en un género literario parece que se va a convertir en una moda.
–Por eso no he escrito una novela sobre cómo se busca la gente en internet. Facebook, o Twitter, son efímeros. Lo lo que es definitivo es cómo ha cambiado la relación entre la gente. Necesitamos llamar la atención, convertirnos en el centro de referencia para entender lo que pasa. Buscamos la confirmación de que somos importantes, somos unos niños diciendo mira lo que he hecho.
–Se dio de alta en Facebook para escribir la novela. ¿No le da miedo cómo la gente se exhibe ante desconocidos?
–Lo primero que hice fue advertir a todo el mundo que fuera con cuidado porque lo que escribieran era susceptible de salir en la novela. Lo que veo en Facebook es exhibicionismo puro. La intimidad ya no es posible. Engancha, pero cualquiera se te cuela en casa. Tenemos la vida de todo el mundo en nuestra casa y estamos en casa de todo el mundo.
–Convertir la experiencia de internet en un género literario parece que se va a convertir en una moda.
–Por eso no he escrito una novela sobre cómo se busca la gente en internet. Facebook, o Twitter, son efímeros. Lo lo que es definitivo es cómo ha cambiado la relación entre la gente. Necesitamos llamar la atención, convertirnos en el centro de referencia para entender lo que pasa. Buscamos la confirmación de que somos importantes, somos unos niños diciendo mira lo que he hecho.
–Se dio de alta en Facebook para escribir la novela. ¿No le da miedo cómo la gente se exhibe ante desconocidos?
–Lo primero que hice fue advertir a todo el mundo que fuera con cuidado porque lo que escribieran era susceptible de salir en la novela. Lo que veo en Facebook es exhibicionismo puro. La intimidad ya no es posible. Engancha, pero cualquiera se te cuela en casa. Tenemos la vida de todo el mundo en nuestra casa y estamos en casa de todo el mundo.
Llucia Ramis. Foto: GUILLERMO MOLINER
–¿Hace que sus personajes se relacionen en internet, o que se comporten como lo hace la gente en internet?–Normalmente se dice que la vida virtual imita a la real. Quería hacer una metáfora a la inversa: enseñar cómo la vida real reproduce la virtual. Me gustaba ver cuáles son las posturas de la gente que participa en Facebook y llevarlas a la vida real: el egocentrismo, la vanidad, la necesidad absoluta de que todo lo que digas provoque una reacción y que todo el mundo esté pendiente de ti. Los personajes, como en internet, explican a gente que no conocen muchas más cosas de las que explicarían a su propia familia. Impostan un yo que no es el suyo, se vinculan entre sí de una forma muy extraña como sucede en las redes sociales de internet. Y todas estas relaciones tienen un objetivo en el que el yo es lo más importante: ligar, encontrar trabajo... Se muestran como no son para conseguir lo que quieren.
–Dice que en su novela, la red social es Barcelona.
–Barcelona es una ciudad muy egosurfing. No te puedes perder, en la calle está todo etiquetado, sabes que estás en el Raval, en la Ciutadella, en un punto Gaudí... No es como un parque temático, pero un poco sí. Barcelona se exhibe como mi fuese Nueva York, París o Londres. Y no lo es. Esto de ir explicándo qué guay que eres es muy egosurfing. Y es una ciudad que evoluciona pero que no respeta lo que fue: ya no puedes volver al Poblenou de hace 10 años.
–En la novela aparece también la televisión. Entre la exhibición en internet y la televisiva no va tanto...
–Entre capítulo y capítulo hay cuentos sobre la televisión: sobre El Diario de Patricia, Gran Hermano, los programas de madrugada que reparten dinero... La televisión también ha creado esta necesidad de ser famoso.
–¿Teme que la encasillen como cronista generacional?
–Yo soy periodista, no tengo imaginación y solo sé hablar de lo que conozco pARA EL PERIODICO ERNEST ALÓS 8/01/2010
En La Vanguardia
Ramis: "La vanidad de internet es atractiva"
La escritora Llucia Ramis explica que el nombre del libro con que ha ganado el Premio Josep Pla, 'Egosurfing' ha salido de Wikipedia
Llucia Ramis, la ganadora del premio Josep Pla, tenía anteayer por la tarde 17.200 entradas con su nombre completo en el buscador de Google. Ayer por la noche llegaba ya a las 48.900 y su narcisismo digital había dado un triple salto gracias precisamente a una obra titulada Egosurfing, que acaba de ganar el premio Josep Pla.
Llucia Ramis (Palma, 1977) ya no podrá esconderse del Google / Pedro Madueño
¿De dónde sale ese nombre?
Es una palabra que existe en la Wikipedia, que define a los que se buscan en internet para ver cuántas veces aparecen. Un compañero comentó de otro que era "un egosurfer total" y yo que estaba metida ya en esta novela pensé que era un título ideal.
¿Hay un juicio moral sobre el egosurfing?
No. Creo que la red no nos hace más solitarios, sino que es compatible con una vida social real, pero me resulta atractiva esa vanidad que provoca internet. Todos hemos buscado alguna vez cuántas veces salimos en los buscadores, con la falsa ilusión de que somos más famosos cuantas más veces somos citados. Y esto te hace sentir importante.
De su anterior novela, Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, se dijo que reflejaba a la generación Ikea. ¿Se dirá lo mismo de su nueva obra?
Los personajes son más o menos de la misma edad y sucede también en Barcelona. Pero si en la primera se centraba más en su vida cotidiana, en sus fiestas, ahora son personajes más definidos, que se buscan a sí mismos. En todo caso sí que forman parte de una generación donde ya todos somos internautas, donde tener un blog, chatear o estar en un Facebook es lo normal.
¿Cómo son los personajes?
Por un lado, está Teo, un joven acusado por su novia de malos tratos, a quien un día le cae sobre la cabeza un bolsa de basura y queda inconsciente. Luego está Rut, una periodista de un programa sensacionalista de televisión que acusará de la agresión a una escritora de autoayuda que no tiene nombre. La narradora deberá demostrar que ella ya no vive desde hace años en ese piso.
Esa bolsa de basura que cae...
Es metafórico. Aunque se inspira en un hecho real que le sucedió a un profesor de la facultad. Y supo de dónde venía porque encontró dentro una factura del piso. Pero, ¿y si hubiese sido un recibo de un antiguo arrendatario? Eso es lo que pasa en mi obra.
De temática muy urbana y barcelonesa pese a sus orígenes mallorquines.
Mi fascinación por Barcelona no se entiende sin esa visión de quien viene de fuera. Ahora tengo empezada otra novela sobre mi familia, medio belga y medio mallorquina.
¿Y sus influencias?
Muchas, desde El ala oeste de la Casa Blanca hasta la música, las conversaciones de los bares, Saul Bellow, Bolaño o Jean Rhis. Y de los catalanes, más de Monzó y Pàmies que de Mercè Rodoreda.JOSEP PLAYÀ MASET La Vanguardia 8/01/2010
Es una palabra que existe en la Wikipedia, que define a los que se buscan en internet para ver cuántas veces aparecen. Un compañero comentó de otro que era "un egosurfer total" y yo que estaba metida ya en esta novela pensé que era un título ideal.
¿Hay un juicio moral sobre el egosurfing?
No. Creo que la red no nos hace más solitarios, sino que es compatible con una vida social real, pero me resulta atractiva esa vanidad que provoca internet. Todos hemos buscado alguna vez cuántas veces salimos en los buscadores, con la falsa ilusión de que somos más famosos cuantas más veces somos citados. Y esto te hace sentir importante.
De su anterior novela, Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, se dijo que reflejaba a la generación Ikea. ¿Se dirá lo mismo de su nueva obra?
Los personajes son más o menos de la misma edad y sucede también en Barcelona. Pero si en la primera se centraba más en su vida cotidiana, en sus fiestas, ahora son personajes más definidos, que se buscan a sí mismos. En todo caso sí que forman parte de una generación donde ya todos somos internautas, donde tener un blog, chatear o estar en un Facebook es lo normal.
¿Cómo son los personajes?
Por un lado, está Teo, un joven acusado por su novia de malos tratos, a quien un día le cae sobre la cabeza un bolsa de basura y queda inconsciente. Luego está Rut, una periodista de un programa sensacionalista de televisión que acusará de la agresión a una escritora de autoayuda que no tiene nombre. La narradora deberá demostrar que ella ya no vive desde hace años en ese piso.
Esa bolsa de basura que cae...
Es metafórico. Aunque se inspira en un hecho real que le sucedió a un profesor de la facultad. Y supo de dónde venía porque encontró dentro una factura del piso. Pero, ¿y si hubiese sido un recibo de un antiguo arrendatario? Eso es lo que pasa en mi obra.
De temática muy urbana y barcelonesa pese a sus orígenes mallorquines.
Mi fascinación por Barcelona no se entiende sin esa visión de quien viene de fuera. Ahora tengo empezada otra novela sobre mi familia, medio belga y medio mallorquina.
¿Y sus influencias?
Muchas, desde El ala oeste de la Casa Blanca hasta la música, las conversaciones de los bares, Saul Bellow, Bolaño o Jean Rhis. Y de los catalanes, más de Monzó y Pàmies que de Mercè Rodoreda.JOSEP PLAYÀ MASET La Vanguardia 8/01/2010
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