Joaquín Sabina:
"Vivo de los conciertos, no cobro derechos"
Joaquin Sabina durante la entrevista Foto Dano Duch
"Menudo miserable sería yo, que aspiraba a ser profesor en Jaén, si me quejara",
dice sobre las descargas de canciones en internet
Salida a la venta el próximo 17 de noviembre. Dos formatos : La versión de la izquierda corresponde al libro cd de edición limitada con dibujos y notas a lo largo de las 90 páginas. Su precio rondará los 27 euros. La versión de la derecha es la edición básica con libreto, cuyo precio rondará los 17 euros.
Escucha las canciones de Vinagre y Rosas
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Entrevista
a raiz de la salida de su disco, Vinagre y rosas con textos escritos a medias con Benjamín Prado y el apoyo musical de Pereza)
Su militancia en la rima, una terquedad poco común incluso entre cantautores ¿es una cualidad natural o aprendida? Mi padre escribía poemas de compromiso, para bodas y cosas así, y siempre hacía poesía rimada, más o menos buena. De oírlo, me viene el gusto por la rima, por las cualidades fonéticas de las palabras. Yo nunca he tenido una gran voz, ni siquiera mediana, pero sí el empeño por dignificar las letras de las canciones, que eran horribles.
La melancolía es una constante estilística, pero parece más presente en este disco. ¿Usted cree? Yo pienso que siempre ha estado ahí. También es cierto que diez de las canciones del disco están escritas a medias con Benjamín Prado, durante un viaje a Praga. Él estaba saliendo de una ruptura amorosa y yo estaba en uno de esos periodos de felicidad conyugal tan poco fértiles para la escritura, así que le ofrecí hacer un viaje juntos a ver si escribíamos algo.
¿Y no acabaron a malas? Los viajes largos con amigos del alma a veces salen de pena. En este caso fue al revés. La verdad es que regresamos más amigos de lo que éramos cuando nos fuimos. Con Serrat me pasó lo mismo, que ya éramos amigos y nos hicimos más. Con Fito Páez, no; acabamos fatal. Pero Benjamín ya era amigo porque siempre ha tenido una pata en la poesía y otra en el rock, en la calle, y había mucha afinidad. Ha sido una escritura a cuatro manos muy gozosa. Volvimos curados; él, de su desengaño y yo, de mi felicidad improductiva.
¿Qué pesa más en el disco, su felicidad doméstica o la amargura de Prado? Le contaré una anécdota. Decidimos escribirle una canción a la ex de Benjamín, para que la persiguiera toda la vida. Pero las canciones no son de nadie, en el momento en que se publican son de la gente, de quien las cante. La canción no es mía, ni de Benjamín. Quizá ella cuando la escuche piense que es su canción, y tendrá razón, pero estará completamente equivocada.
Ahora que dice que las canciones no tienen dueño, tal como está el mercado ¿le preocupa que su disco sea un éxito y aun así no venda mucho?
La melancolía es una constante estilística, pero parece más presente en este disco. ¿Usted cree? Yo pienso que siempre ha estado ahí. También es cierto que diez de las canciones del disco están escritas a medias con Benjamín Prado, durante un viaje a Praga. Él estaba saliendo de una ruptura amorosa y yo estaba en uno de esos periodos de felicidad conyugal tan poco fértiles para la escritura, así que le ofrecí hacer un viaje juntos a ver si escribíamos algo.
¿Y no acabaron a malas? Los viajes largos con amigos del alma a veces salen de pena. En este caso fue al revés. La verdad es que regresamos más amigos de lo que éramos cuando nos fuimos. Con Serrat me pasó lo mismo, que ya éramos amigos y nos hicimos más. Con Fito Páez, no; acabamos fatal. Pero Benjamín ya era amigo porque siempre ha tenido una pata en la poesía y otra en el rock, en la calle, y había mucha afinidad. Ha sido una escritura a cuatro manos muy gozosa. Volvimos curados; él, de su desengaño y yo, de mi felicidad improductiva.
¿Qué pesa más en el disco, su felicidad doméstica o la amargura de Prado? Le contaré una anécdota. Decidimos escribirle una canción a la ex de Benjamín, para que la persiguiera toda la vida. Pero las canciones no son de nadie, en el momento en que se publican son de la gente, de quien las cante. La canción no es mía, ni de Benjamín. Quizá ella cuando la escuche piense que es su canción, y tendrá razón, pero estará completamente equivocada.
Ahora que dice que las canciones no tienen dueño, tal como está el mercado ¿le preocupa que su disco sea un éxito y aun así no venda mucho?
Joaquin Sabina
No, no me preocupa nada. No veo una peseta de derechos de autor. Cuando me separé de la madre de mis hijas, se quedó con todos los derechos de autor, así que yo vivo de los conciertos.Caray. Menudo miserable sería si me quejara, yo, que toda mi aspiración era ser profesor en Úbeda y dedicar los fines de semana a escribir la gran novela. No seré yo quien se queje de las descargas.
¿La muerte es una preocupación nueva en su poética? No, no. Ha estado siempre. Es verdad que yo alargué como un inconsciente la etapa del desfase noctámbulo y del todo vale hasta los cincuenta años. Eso me provocó una crisis y un accidente cerebral, y coincidió con la ruptura de mi pareja, con la que había estado muchos años. Vino una depresión de dos años, una pareja nueva, y un disco como Alivio de luto, que formaba parte de ese proceso largo y costoso de curación, que me ha traído hasta este Vinagre y rosas.
¿Por qué Pereza? Siempre me gustó su actitud chulesca, rollingstoniana, que yo siempre quise tener y nunca tuve, y me parecía que su frescura vendría bien para un disco tan literario y denso como este, al que ellos son las ventanas que le dan un aire más juvenil.
PEDRO VALLÍN para La Vanguardia
Entrevista muy interesante en TVE de Joaquín Sabina por Juan Ramón Lucas
En noches como ésta (12/11/09)
En noches como ésta (12/11/09)
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