"No todos los grandes conglomerados funcionan como McDonalds, pero cuando absorben a una editorial independiente la dejan como simples marcas. etiquetas vacías de contenido".
Jorge Herralde, ayer durante la fiesta de celebración del 40º aniversario de la editorial. Foto: CESC GIRALT
Ver una vídeo- entrevista a Herralde en este blog y también los ariculos acerca de la Gauche Divine de los cuales el y su esposa fueron miembros fundadores junto con Oscar Tusquets y Beatriz de Moura. Editores con algo que decir y no solo con algo que ganar La Gauche Divine de Barcelone résistance années 60
Anagrama: 40 años de independencia
¿Qué sería de mí en España sin Herralde?", se preguntaba ayerAntonio Tabucchi y después de una pausa subrayada por un gesto cómico, añadía: ¿Y que sería Herralde sin mí? ¿Sin nosotros? Ha hecho un trabajo magnífico". El ánimo celebratorio por los 40 años de Anagrama contagió el encuentro del editor con sus cómplices habituales de otras editoriales europeas y con los autores –Amis, McEwan, Tabucchi, Echenoz, Sharpe...– que convirtieron su catálogo en una referencia regularmente infalible.
Pagina web de la editorial anagrama
Herralde, últimamente también memorialista, dedicó el mediodía a sus invitados extranjeros "para celebrar una fiesta del libro, sin coloquios ni simposios sobre el futuro del libro, ni apocalipsis ni crisis con k". Por la noche, la fiesta se amplió a más de 400 personas, esta vez sí con políticos (Tresserras y Hereu), y con una numerosísima presencia de escritores. Pocas veces se habían visto juntos en Barcelona a autores de todas las generaciones (Castellet, Gimferrer o Fernández Porta), de varios rincones de la Península (Justo Navarro, Luis Magrinyá, David Trueba...), de distintos países (Claudio Magris, Rodrigo Fresán, Jon Lee Anderson, Yasmina Reza, Arundhati Roy....), disciplinas otras (Wagensberg, Llovet, Óscar Tusquets...) y, algo menos frecuente, autores castellanos en cháchara con catalanes (Pàmies, Màrius Serra, Ada Castells Carme Riera...). A ellos se sumaron académicos, periodistas culturales, editores, libreros, distribuidores, y traductores para celebrar con Jorge Herralde y Lali Gubern los cuarenta años de su editorial.Pero no fue sólo una fiesta de aniversario. Tuvo también algo de conjura espontánea a favor de la edición independiente y de conjuro contra la asfixiante banalización cultural impuesta por los grandes conglomerados. Jon Lee Anderson, periodista del "New York Times" y autor de libros como "La caída de Bagdad", recordaba "cómo en EE.UU. entre los años 80 y 90 han desaparecido casi todas las editoriales y librerías independientes, de manera que en establecimientos como Barnes and Noble, los libros expuestos no son seleccionados por criterios literarios, sino que son espacios comprados por las editoriales. Es inquietante comprobar cómo las presiones económicas se imponen incluso en la blogoesfera a costa de la libertad de expresión: Google se convierte en censor en China por razones de lucro". Anderson cree que uno de los antídotos contra las cada vez más irresistibles presiones económicas en la edición, los medios de comunicación o internet pasa por editoriales independientes. "No todos los grandes conglomerados funcionan como McDonalds, pero cuando absorben a una editorial independiente la dejan como simples marcas. etiquetas vacías de contenido". Jon Lee Anderson prepara ahora un reportaje sobre los gánsters de Rio de Janeiro, otro sobre el reyezuelo de Somalia y un libro sobre Cuba.
Una de las máximas de Herralde es que en una editorial de calidad son tan importantes los libros que se publican como aquellos que se descartan. Gana la coherencia del catálogo y reafirma la confianza en los lectores. El primer libro que abrió la colección de narrativa extranjera de Anagrama fue uno firmado por Jane Bowles, En los años 80 incorporó a los nuevos autores británicos, justo cuando la novela inglesa dejó de nuevo de ser sólo inglesa. Ian McEwan fue uno de los primeros en ser fichados por la escuadra Herralde y ayer recordaba cuánto le impresionó el apoyo del editor catalán a un autor aún desconocido. Y eso que, como Burroughs martilleaba a Allen Ginsberg para que le retirara la etiqueta de beatnik, McEwan insistía a Herralde en que dejara de citarle en la alineación del british dream team. Le ha hecho caso y de la metáfora del fútbol pasa ahora a la naval y les llama la Gran Armada Británica.
"Herralde es como mi tío español, no sólo el editor que publica mis libros en España", comentaba Martin Amis, acompañado por su mujer, Isabel Fonseca, a quien su padre, uruguayo, no enseñó español. A duras penas intercambiaba alguna frase de cortesía en español a quienes se acercaban creyéndola hispanoblante. Entre los fraceses, la timidez de jean Echenoz quedaba compensada por la sociabilidad de Catherine Millet, mientras Tabucchi, preguntado por qué libros aconsejaba leer, proclamaba: "Unamuno. cuando fue desterrado a Fuerteventura, sólo se llevó tres libros: El Quijote, los Evangelios y Leopardi. Lo mejor es leer con la mirada limpia, sin consejos previos ni apriorismos, dejarse arrastrar por la lectura".
"Cuando los italianos dejan de comprar spaghettis, lo primero que no compran es un libro", explicaba Inge Feltrinelli los efectos de la crisis en las librerías italianas (un país sin precio fijo). Un rasgo en común que identifica a los grandes editores, curtidos en todas las fiestas y en todas las batallas, es cómo conservan su ímpetu contagioso y su mejor sonrisa, a pesar de que ya van quedando huecos en sus filas (Bourgois, López Lamadrid).
Alessandro Baricco, que en noviembre publica "Emmaus" su primera novela desde el 2005, cuantificaba en tres millones los italianos que leen, "el resto no coge ni un libro". El editor Klaus Wagenbach daba una cifra similar para Alemania. Nada nuevo. "Ya se lo decían a mi padre en 1945: somos una especie en extinción". Una ironía compartida por Dominique Bourgois y por Michi Strausfeld (Fischer). "La buena literatura siempre resistirá"JOSEP MASSOT La Vanguardia
Jorge Herralde hoy y sus observaciones acerca del porvenir de las editoriales y del libro
Cuando Jorge Herralde fundó en 1969 la editorial Anagrama, posiblemente no imaginaba la importancia que 40 años más tarde tendría para el mundo de las letras esta apuesta. Con más de 2500 libros publicados, y con autores de la talla de Paul Auster, Álvaro Pombo, Javier Marías, Roberto Bolaños o Ian McEwan entre muchos otros, Jorge Herralde es considerado hoy como uno de los mejores editores literarios del mundo hispano, habiendo recibido por ello importantes galardones en España, Italia, Francia, Reino Unido, México, Argentina o Chile. Además como autor ha publicado, cinco obras, todas relacionadas con su trayectoria como editor. Herralde participó en las Presencias Literarias de la Universidad, en la UCA.
Olga Merino dice :
La fiesta de Anagrama congrega en BCN a la élite literaria europea
La fiesta de Anagrama congrega en BCN a la élite literaria europea
A Jorge Herralde, viejo zorro de la edición española, le sobraban las razones para mostrarse ayer exultante: su olfato y su savoir-faire le permitieron congregar en Barcelona un preludio de la Feria de Fráncfort con algunas de las mejores voces de la narrativa contemporánea. Escritores de renombre y grandes nombres de la empresa editorial acumularon kilómetros con el único propósito de arroparle en el 40° aniversario de Anagrama, una editorial que ha sabido mantener en alto y contra el vendaval el estandarte de la independencia.
Anagrama, que atesora más de 3.000 títulos en un catálogo «extensivo e intensivo», en palabras del jefe, arrojó la casa por la ventana para festejar un cumplelibros de altos vuelos. Se hizo en dos entregas: un cóctel a mediodía para los invitados extranjeros, en el Hotel Condes de Barcelona, y una fiesta al anochecer, en el restaurante El Principal, a la que se sumaron narradores, editores y agentes literarios patrios. Una velada que reunió a 500 invitados.
PURASANGRES INGLESES / Circular entre los corrillos de huéspedes se asemejaba a hacerlo por los anaqueles de la biblioteca infinita que aguijoneó las pesadillas de Borges. Copa o canapé en mano, estuvieron presentes los buques insignia de la peste amarilla, en referencia al color de las cubiertas de la colección que agrupa a la ficción internacional. Entre los italianos, Alessandro Baricco, Antonio Tabucchi y Melania G. Mazzucco; entre los franceses, Yasmina Reza y Jean Echenoz. Pero buena parte de los flases y las miradas los concitaron los purasangres ingleses, las joyas de la corona cuya valía intuyó Herralde cuando apenas despuntaban: Ian McEwan y Martin Amis. Entre la escudería británica, también desembarcó en la capital española de la edición Isabel Fonseca, esposa de Amis y novísimo fichaje de Anagrama. Tom Sharpe, la ironía que calza zapatos de cordones, se desplazó desde Llafranc, donde reside.
Todo fueron palabras de elogio para el anfitrión. Amis le llamó su «Spanish uncle, el tío Jorge»; McEwan le calificó como «el mejor editor de Europa», por la manera en que cuida la globalidad del proceso; Baricco habló de Herralde como «un editor a la vieja usanza», y quizá por ello un animal en peligro de extinción; y Tabucchi le definió como un amigo: «Su figura aúna una extraña combinación de intelectual de altura, de acendrado gusto literario, con la sencillez». También los colegas de profesión le dedicaron parabienes: Inge Feltrinelli, cabeza visible de la mítica editorial italiana, confesó envidiarle «la curiosidad global», mientras que el alemán Klaus Wagenbach le calificó de «rompehielos».
La noche, los taxis, el AVE y el puente aéreo trajeron a la gripe gris de los autores españoles: Álvaro Pombo, Soledad Puértolas, Belén Gopegui, Justo Navarro y Laura Freixas. Entre los más jóvenes, Andrés Barba, David Trueba y Màrius Serra; Vicente Verdú y José Antonio Marina, en representación de los ensayistas. Enrique Vila-Matas, recién fugado a Planeta, no acudió.
Aunque las malas lenguas aseguran que el responsable de Anagrama suele apretar las clavijas en lo que a asuntos monetarios se refiere, no hubo forma de arrancar una sola objeción a sus autores. El francés Jean Echenoz dijo con sorna que ese es un mal que aqueja «a la mayoría de editores». McEwan recurrió a la ironía británica: «¿Algún fallo? Pregúnteselo a su esposa». Interrogada al respecto Lali Gubern, exlibrera, traductora y su mano derecha en la editorial, calificó de «placer» haber compartido con él vida y profesión y que, en todo caso, Herralde es «obsesivo en el trabajo» («todos los triunfadores lo son», puntualizó). Guiños aparte, Jorge Herralde derrochó ayer generosidad en una breve alocución en la que tuvo palabras de agradecimiento para todos –colaboradores, autores, libreros– quienes le han ayudado a forjar un catálogo editorial imprescindible. Quien quiera conocer esta historia puede hacerlo en la exposición dedicada a Anagrama que acoge hasta el sábado la librería Bertrand. Olga Merino El
Periodico
Novedades Septiembre Octubre 2009 Bolsillo Anagrama
Novedades Septiembre octubre 2009 No bolsillo
En «Narrativas hispánicas», Belén Gopegui en Deseo de ser punk 15€ nos sorprende con una desafiante protagonista de dieci séis años, una voz furiosa y radical. Recuperamos Una novelita lumpen 15€ de Roberto Bolaño, en la que la joven protagonista se adentra en el mundo adulto y en peligrosas facetas de la sexualidad y el engaño. En Crímenes 15€ el venezolanoAlberto Barrera Tyszka (ganador con La enfermedad del Premio He rralde de Novela), donde también la transgresión está muy presente, se confirma como un escritor imprescindible. Como lo es Pablo d’Ors, que en El amigo del desierto 14,50€ delinea una exce lente novela corta que se puede emparentar conSiddharta de Hesse o Los ojos del hermano eterno de Zweig.
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