Castellet recuerda a sus amigos muertos a través de seis retratos
"El gran crítico Josep Maria Castellet publicó hace años, en catalán y luego en Anagrama en castellano, un libro de perfiles de escritores, Los escenarios de la memoria. Acabo de leer un nuevo volumen, biográfico y autobiográfico, Seductors, il.lustrats y visionaris, con excelentes retratos de Carlos Barral, Manuel Sacristán, Gabriel Ferrater, del escritor valenciano Joan Fuster y, finalmente, uno de Terenci Moix (con protagonismo imprevistamente compartido con el general Líster). Absolutamente recomendable." Jorge Herralde
Edicions 62 - 22 € En Catalan
Plus sur l'auteur et de ses autres livres / acerca del autor y de sus otros libros: Josep Maria Castellet, Wikipedia
Articulo de ELENA HEVIA para El Periodico
Una contenida emoción abre el reciente libro de Josep Maria Castellet, Seductors, il·lustrats i visionaris. Sis personatges en temps adversos (Edicions 62). Se concreta en una cita de la desoladora La carretera,de Cormac McCarthy, en la que el editor, antólogo, agitador cultural y presidente del Grup 62, igual que el protagonista, testifica que sí, que se acuerda de sus amigos muertos mientras le puede la añoranza aunque, como los viejos héroes de las películas que tanto le gustan, no se permita un solo instante de autocompasión. Desde la distancia de sus 82 años, elMestre es ahora más ave de presa solitaria que nunca, no tanto por su aspecto, que también, sino especialmente por esa actitud de distante elegancia que siempre le ha caracterizado y que ahora se le agudiza.
En el libro, suerte de continuación íntima de Els escenaris de la memòria (Edicions 62 / Anagrama), a Castellet le corresponde la misión de convertirse en el guardián de la memoria. Por sus páginas desfilan compañeros de farra y reflexión. Son Manuel Sacristán, Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Joan Fuster, Alfons Comín y Terenci Moix. Y están ahí no por criterios generacionales sino de mera proximidad. «En cierto modo uno tiene que dar testimonio porque las cosas pasan y se escapan, pero ha sido una labor que se me ha impuesto con naturalidad, solo me he sentido obligado por el cariño y no por una falsa necesidad de hacer patria». El resultado es un autorretrato encubierto a partir de instantes concretos, los momentos decisivos capaces de retratar de cuerpo entero a cada uno de ellos.
MANUEL SACRISTÁN
El amigo de la infancia que se alejó
Castellet deja constancia de su larga amistad con el filósofo que se remonta a los años del colegio, continúa en la juventud cuando el editor tuvo que convalecer de una tuberculosis y se prolongó en la redacción de la revista Laye. El relato de la amistad interrumpida tiene un tono más melancólico que revanchista. «Fue la política lo que nos distanció, pero nos comprometimos a no airear en público nuestras diferencias», afirma Castellet, que nunca quiso adaptarse a la «disciplina comunista».
Carmen Alcalde, Castellet, Moix y Josep Montserrat, en El Cairo (1969). Foto: ARCHIVO PERSONAL DE JOSEP MARIA CASTELLET
CARLOS BARRAL
Un tipo sensible en el taburete de Bocaccio
El retrato de Carlos Barral, editor y poeta, tiene su culminación en la fiesta que Seix Barral, su editorial, organizó en 1962 para el Congreso Internacional de Editores de Barcelona. «Era un hombre muy distinto de lo que la gente cree, un tipo sensible que triunfó como editor cuando en realidad quería ser reconocido como poeta. Le horrorizaba la realidad de la vida. Posiblemente era vanidoso, pero no se merece esa imagen de juerguista rodeado de mujeres, permanentemente subido a un taburete de Bocaccio». Josep Maria Castellet estuvo tentado de titular el texto dedicado a su amigo Carlos Barral como una canción de Frank Sinatra: La última vez que fuimos jóvenes.
GABRIEL FERRATER
La lucidez de la autodestrucción
Brillante poeta, genial lector editorial, enfermo de literatura, Ferrater prometió en su juventud suicidarse a los 50 años. Lo hizo tras varios amores frustrados y el abandono de su esposa, Jill. «Tuvo oportunidades de encauzar su vida, pero le pudo más el miedo y una tremenda lucidez mezclada letalmente con un sentimiento autodestructivo».
JOAN FUSTER
El sarcasmo maligno y con rigor
La figura del valenciano con «su sarcasmo un poco maligno» le sirve a Castellet de contrapeso a dos patums con que todos coincidieron en Gandia en 1959, Dámaso Alonso y Salvador Espriu. «El desencuentro entre ambos simboliza el escaso entendimiento que ha tenido la literatura en español y en catalán, al margen de la política franquista del momento». Fuster era «un intelectual muy riguroso al que le dolía ese secretismo al que aspiraban los grandes escritores catalanes».
ALFONSO COMÍN
Como en ‘Teorema’, de Pasolini
«Nada me unía a Alfonso Comín, comunista y católico, excepto una gran amistad. Ahí está la trascendencia del personaje que podías encontrarte con él en el terreno de la cultura. Era un personaje tremendamente atractivo que murió muy pronto». Castellet relata una charla entre ambos en la que el editor siente tambalearse sus sólidos principios ateos. La película de moda entonces era Teorema, y el instante parece extraído del polémico filme de Pasolini.
TERENCI MOIX
El kilómetro cero de un personaje
El más divertido de los seis retratos pone el foco en 1969, cuando Terenci, que acababa de ganar el Pla con Onades sobre una roca deserta, se apuntó a título individual a un viaje organizado por el Consejo Mundial de la Paz a El Cairo, donde coincidió con el poco sofisticado general Enrique Líster, en una serie de desencuentros casi de vodevil. «Terenci se apuntó a ese viaje con el objetivo encubierto de que testificáramos que había estado en Egipto antes». El autor marchó después a Roma y «fue entonces cuando se construyó a sí mismo como personaje».
Josep Maria Castellet actual presidente de Edicions 62
Lire la video : interview de Josep Maria Castellet sur le monde de la culture, des livres et des Maisons d'Edition sur TV3
El "mestre" de les lletres catalanes, sobrenom amb què és conegut Josep Maria Castellet, actual president del Grup 62, analitza obertament el món editorial actual i parla, entre d'altres, dels seus referents literaris, dóna la seva visió sobre la situació de la cultura catalana al segle XXI i es mostra optimista respecte al seu futur.
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